Instagram

domingo, 21 de diciembre de 2014

Diario de una lectora (XVII): Lucidez en la desesperación


 (Francesca Woodman) 


En las últimas semanas dos elegías se han cruzado en mi escritorio: Elegy (Graywolf Press, 2007, trad. Jaime Priede para Bartleby, 2010) de Mary Jo Bang y Cuaderno de Edimburgo (Amargord, 2012) de Valerie Mejer. Son dos formas de contar dos muertes distintas, en dos lenguas distintas. Ambas confluyen en una cosa: no ser muertes naturales. Una narra una muerte  por sobredosis; la otra, un suicidio. La elegía tradicional queda entonces dinamitada como subgénero.


El término "Elegía" (Elegy) es el elegido por Mary Jo Bang para el título de su libro. Con ese título hace que su testimonio se enmarque en este subgénero, y que el lector esté sobre la misma del mismo en cada poema. La pregunta crucial se la hace la autora en el poema "Paisaje con caída de Ícaro": "...Cómo puede ser/ que esto no signifique nada para nadie que no sea yo" (And how can it be/ That means nothing to anyone but me now"). En este punto se reflexiona sobre el decir y el por qué decir, sobre el cómo contar la muerte y sobre el sentido de la poesía.
Es un poemario en el que se juega con la idea de la elegía como género, con la idea de la propia ficcionalización del dolor, con la narración de la muerte y la ausencia. De cómo la poesía aleja de la realidad. Por eso Mary Jo Bang llega a hacer ironía con el texto:

And someone takes that text and attaches it
To blue board, acid free and lasting.
And there you have it, a life
That makes you forget for the moment
This is your one and only
Mechanically insistent pulse.


Alguien coge ese texto y lo pega
en un tablero azul, libre de ácido y duradero.
Y ahí la tienes, una vida
que te hace olvidar por un momento
que es la tuya y sólo
mecánico pulso insistente. 
Elegy le mereció a Mary Jo Bang el Premio Nacional de Críticos del Círculo de Críticos de EEUU. Premiar que se hable cuando no se puede hablar, que se hable en el silencio más codificado. No es una terapia ni un desahogo, no es autocompasión, es la necesidad de dar palabra al horror.

(Cito la traducción de Jaime Priede para Bartleby, la única en castellano de este libro, y el único libro traducido hasta que hace poco Kriller71 Ediciones hiciese una antología).

***


(Francesca Woodman)


A Valérie Mejer la conocí por el ciclo Tinta Roja que organizó La Central de Callao, porque asistí a su recital (en conjunto con Chus Pato). 
Cuaderno de Edimburgo lleva implícito en su título la palabra "Cuaderno" que alude a la necesidad de tomar la hoja en blanco y narrar la muerte. Edimburgo es un lugar que la voz poética no conoce, que solo se menciona por un hecho: el número 5 de West Register Street, desde el que su hermano se arrojó por la ventana. Valerie Mejer, más que en la poetización, se centra en la comprensión y la comunicación: "Porque sufro entiendo",
La palabra aparece como algo menor e incapaz de dar medida (como también ocurría con el libro de Mary Jo Bang), De esa calle se nos dice:"Orbito alrededor de ella/ en el espacio exterior, /en donde al lenguaje/ le falta el saco y la corbata para ser admitido".
Los poemas de Valerie Mejer son poemas que hablan de sed. El prólogo a este libro en la edición de Amargord lo ha hecho Raúl Zurita, que ha reflexionado muchísimo sobre la muerte, en él nos da medida de algo crucial para la comprensión de los poemas de Valerie Mejer: "que lo inenarrable no es la violencia de la muerte sino la violencia de la vida" (p. 10).

La poesía de Valérie Mejer tiene mucho de desolación y de supervivencia, pero también de valiente paso hacia adelante. Eso es un cuaderno. Es la suya una desolación marcada por la intertextualidad. La misma Valérie dice que la intertextualidad más difícil es la información conseguida del suicidio de su hermano.

            ***


(Francesca Woodman) 

He seleccionado las fotografías de Francesca Woodman para la entrada, la fragilidad de quien conoció la muerte. Todas sus fotos tienen ese carácter de lo que está por desaparecer. En la fotografía, lo que está por no ser, en los libros, lo que ya no es. Todos momentos de lucidez en la desesperación. 

3 comentarios:

  1. Cada vez que paso por aquí y leo varias entradas seguidas se me llena algo muy dentro que me hace sentirte cerca (aunque ni sepa quién eres).

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Muchas gracias! A veces me cuesta mucho encontrar tiempo para el blog y leer comentarios así siempre me animan a seguir.

      Eliminar
    2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

      Eliminar