Instagram

sábado, 30 de agosto de 2014

Diario de una lectora (XI): El elogio de la sombra

Algunos dirán que la falaz belleza creada por la penumbra no es la belleza auténtica. No obstante, como decía anteriormente, nosotros los orientales creamos la belleza haciendo nacer sombras en lugares que en sí mismos son insignificantes.

Junichiro Tanizaki, El elogio de la sombra, Madrid, Siruela, 2010, p. 69.




Me he acercado a El elogio de la sombra de Tanizaki con la esperanza de encontrar el universo de una cultura. Más que eso, la lectura me ha llevado a la sombra, al frío, a lo bello de sus sensaciones. Desde la premisa de que en Occidente nos hemos olvidado de la belleza de la sombra, el autor analiza la importancia de la misma en la cultura y el arte oriental. La sentencia de Natsume Soseki, «el refinamiento es frío», sirve de base. Como el frío, la sombra. Una sombra sin connotaciones negativas, la toma del contraste como valor seguro para la belleza.

En el análisis del arte, las palabras de Tanizaki me han llevado a pensar en varias películas japonesas. Pienso cómo la sombra es algo crucial en Ozu. Por ejemplo, en Cuentos de Tokio (aunque es una película posterior a la publicación de este ensayo), las sombras marcan el aura familiar y el choque temático: las oposiciones tradición/modernidad y valores/frivolidad. En el cine japonés las sombras toman la escena, iluminan los rostros de una forma especial, en un juego que va más allá del que realiza el cine expresionista alemán.






Leyendo el ensayo de Tanizaki estos días de sol y luz, de verano infinito, comprendo y ansío también yo la belleza del frío y la sombra.  «El refinamiento es frío, y algo sucio», se añade después.  Vivo en un lugar donde la sombra y la lluvia son presencias constantes. Sombra y lluvia occidentales, eso sí. He aprendido a apreciar su belleza oscura, a no cegarme con la luz. 

2 comentarios: