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jueves, 26 de junio de 2014

El mar, una cárcel

Cuando se camina mucho, se comprende hasta qué punto el lugar de origen nos determina. Vanessa Winship sigue en su trabajo fotográfico esta certeza. La fotógrafa busca los orígenes de otros, lee en sus ojos, retorna después para conocer aquello que a ella le ha determinado: su casa, Barton-upon-Humber, el agua.

Del viaje emergen las niñas anatolas que no conocen aun el significado de "patria", pero se visten con el atuendo que estas imponen para asistir al colegio. Por su parte, en Albania, tras la guerra, encuentra a sus amigos vivos, tanto como quienes se saben cerca de la muerte; y, Georgia, es punto origen y  de fuga, exilio en sí mismo.

Vanessa Winship rastrea culturas marcadas por el mar, ese mar oscuro que parece no ofrecer salidas. Pero sobre todo, rastrea el mar en los rostros, la guerra de Kosovo en los rostros, el sueño americano en sus rostros. Después vuelve. El paisaje del río también le ha determinado a ella. Es en el agua esa onda pequeña que se extinguirá

Tal vez ahí nuestra fragilidad, como la cara del niño que sonríe con timidez tras el cristal, el mismo cristal que refleja la violencia de quienes están al otro lado. La infancia, la represión. El mar, una cárcel. 









(La exposición de Vanessa Winship estará en la sede de la Fundación Mapfre en Madrid hasta el 31 de agosto)

1 comentario:

  1. una pasada de exposición, la vi la semana pasada y me encantó! gracias por traer algunas fotos por aquí :)

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