Instagram

martes, 8 de octubre de 2013

Muerte y resurrección del Premio Nacional de Traducción y del de Poesía Joven

Ayer se anunciaba la desaparición de los Premios Nacionales de Traducción y de Poesía Joven. Parece ser que hoy se aseguraba que serían convocados. Muchas veces me he preguntado hasta qué punto es lícita en una democracia la existencia de Premios Nacionales. ¿Acaso puede el estado decidir cuál es la mejor novela, el mejor fotógrafo o el mejor poemario...? No lo creo. Sin embargo, parece que su existencia ha servido para impulsar obras que son cruciales en los últimos años de la vida de este país. 

Pienso ahora mismo en los fotógrafos Chema Madoz y Cristina García Rodero; pienso en esa casa para los desheredados que es la de Juan Carlos Mestre; en Javier Marías que rechazó en Nacional de Narrativa. Pienso, especialmente, en los traductores que nos acercaron que nos acercaron la literatura extranjera a quienes no somos políglotas; y en mi paisana Laura Casielles, que ganó el Nacional de Poesía Joven en la primera convocatoria.

No queda muy claro si aún habrá premios o no. Puede que, como todo en este país sea un no después de un que antes fue un no que antes fue un . Así funcionan las cosas. Tal vez se quiera destacar solo a los caballeros que favorecen a quienes mandan. Tal vez sea hora de olvidar a los que luchan sin espada contra bestias enormes. Soledad extraña la suya, que ya va siendo costumbre.

2 comentarios:

  1. La soledad de los luchadores utópicos. Me gusta mucho tu forma de analizarlo.

    Bisous.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí, Juan Antonio B. Aunque, más que eso, es que si no eres productivo, no tienes méritos.

      Eliminar