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domingo, 1 de enero de 2012

Sobre los articuentos, la prisa, la literatura y la enfermedad

Lo contrario de la prisa es la muerte; lo difícil es encontrar el punto medio entre una cosa y otra.

Juan José Millás, "La prisa"



Hace tres años (y medio) leí El mundo de Juan José Millás. Es decir, a los quince años leí El mundo de Juan José Millás, lo que es importante por varios motivos, que no me detendré en detallar. La pregunta de cómo un libro (casi) de memorias puede cambiar tu percepción de la literatura y de la vida (si no es todo lo mismo) me resulta inexplicable.

Con El mundo aprendí que la escritura, como los bisturís “abre y cauteriza al mismo tiempo las heridas”, que poner una coma en su sitio puede cambiar mucho las cosas (“tú no eres interesante, para mí”), que la enfermedad y la literatura no se conocen hasta que no se padecen, que la enfermedad y la literatura son muchas veces, lo mismo. Porque enfermedad es, en parte, carecer de algo y literatura es buscar continuamente una respuesta a esa carencia, que a veces encuentras y otras no. Luego me di cuenta de que es imposible ser enfermo de literatura y no ser crónico, porque nunca te libras de las carencias, del indagar y buscar y explorar.

Cuando descubrí los articuentos, quise escribirlos. O, incluso, quise ser un articuento. Creía que esa necesidad de contar y de sentir que llevaba arrastrando toda mi vida se reconocía en gran medida en ellos. Yo también escribí muchos articuentos, con mayor o menor éxito. Escribí articuentos a la lectura, a la revolución, a la educación, a la anorexia, a la historia...

Millás, como Cortázar, me enseñó a buscar lo raro en lo normal y quizás esa búsqueda del unicornio y de la palabra fue mi manera de golpear, de dar y recibir, de enfermar y curar, de abrir y cauterizar heridas. Enfermar de literatura y enfermar del mundo fue lo que me salvó de la prisa, de la muerte y del miedo a llegar tarde.

2 comentarios:

  1. sorprendida, y envidiosa, de tus sensibles y palabreros dieciocho años!

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  2. "La enfermedad y la literatura no se conocen hasta que no se padecen, que la enfermedad y la literatura son muchas veces, lo mismo. Porque enfermedad es, en parte, carecer de algo y literatura es buscar continuamente una respuesta a esa carencia, que a veces encuentras y otras no. Luego me di cuenta de que es imposible ser enfermo de literatura y no ser crónico, porque nunca te libras de las carencias, del indagar y buscar y explorar."

    Completamente de acuerdo. Y demos gracias al hecho de haber contraído esta enfermedad. Peor que la carencia y la búsqueda, es la completa ignorancia de que existe una carencia. Peor, es la resignación al vacío que nos llena.

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