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viernes, 6 de diciembre de 2013

Presentación de Libélula

¡Gracias, gracias, gracias! Fue una alegría ver a tanta gente en el Edificio Histórico para escucharnos a Saúl Fernández (con su De portales y personas) y a mí (con mi Libélula). Aprovecho también para dar las gracias porque Libélula se AGOTÓ en la tienda de la universidad. No os preocupéis: llegarán más el miércoles desde el almacén secreto en que UniOvi tiene custodiadas todas las libélulas. 

Si tengo que agradecer a alguien de forma muy especial, es a Aurelio González Ovies, que hizo un enorme esfuerzo para acompañarme en la presentación del libro, y le dedicó al mismo unas bellísimas palabras que he decidido incluir aquí:  


Libélula. 5/12/2013

(...)
Leí hace unos días que, muy humildemente, apuntaba en La Nueva España que su poemario Libélula procura una observación de una manera de estar en el mundo, cargada de referencias a la literatura, al cine y a la fotografía, pero yo he apreciado tras varias lecturas atentas que Libélula es mucho más en hechura y en hondura. Y es mucho más que un conjunto de poemas confeccionados con corrección porque, para empezar, Raquel ha hecho sonar en estas páginas una voz muy personal y fresca, con timbre independiente, esencial distintivo, pero ausente en mucho de lo que hoy en día se publica sin pudor ni criterio alguno. Ha reunido unos escritos donde su pensamiento y su propia experiencia son sustento y eso hoy en día, poseer criterio, duele. 

Esta Libélula que nos presenta y que sobrevuela el poemario de principio a fin –lo mismo que el término ojos- es una bella metáfora de aquel estro poético o delirio profético que los clásicos representaban con un tábano, pero quiere ser más que nada un símbolo de la sensibilidad que aún nos palpita, un lema de utopía que nunca debiera desvanecerse, una resistencia y una huida hacia adelante. 

La compostura ante la existencia con que Raquel resumía su texto va también mucho más allá de una mera expectación y, tras un léxico muy actual y un afinado lirismo, nos describe la desazón que nos inyectan desde las altas esferas como a fríos clientes de un mercantilismo donde todo se vende a alto precio, pero nada se valora por su ser; nos traduce el descontento ante esta época de prisas y dificultades en la que no tenemos o no queremos encontrar tiempo ni para la ilusión como desilusión de la ilusión, ni para lo único que fugaz y humanamente nos atañe: el árbol, el crepúsculo, la nube, el caballo. Porque, tal como opina: 

mirar es un juego difícil
para quien lo hace con la certeza
de encontrar una puesta de sol
por encima del humo y los ladrillos
de la incomprensión. 

Libélula perspicaz, rebelde y declarante de un lapso histórico de escasez y desarraigo en el que solo duele la invisible llaga del ojo / que no mira: belleza y revolución / para un corazón que llora

En cada unidad de Libélula se siembra una inquietud y perdura la actualidad de lo que ya no existe. Ante un mundo que no convence, ni la poesía ni la poeta quedan indiferentes y surge la evocación y la emoción, la mirada analiza o retorna, y recapacita: y ahí está la ingeniosa imagen de la escalera con la que Raquel reprende la ambición desmesurada y precoz y opone tanto el pasado al presente como lo esencial a lo superfluo, a la manera en que Ovidio hubiera escalonado las edades de la humanidad y su degeneración cíclica: 

Antes la ciudad tenía una escalera.
Era dorada su barandilla,
azules sus escalones,
cinco descansillos tenía
para los que ascendían a la cumbre…
Hoy la ciudad tiene un ascensor… 

Pero esa propia nostalgia de lo pretérito, no deja de resultar un sinónimo de esperanza, porque en ella prevalecen los buenos recuerdos, persisten los sueños, aún quedan corazones incólumes y apasionados que no han de extinguirse, adolescentes que escriben su deseo de ser pájaro azul, no ornitólogo voraz
Y es que significa tantas cosas el hecho de que una joven reflexione de manera tan profunda en este ERE de la realidad, que el libro dobla su función, porque el lenguaje se utiliza como confidente y como confianza, porque se percibe la poesía como una entidad para ayudar a establecer vías de comunicación entre las personas que sienten. 

Es un libro ligero en el que brota responsabilidad ética por todo lo ajeno, eso que, con un encoger de hombros, denominamos inferior y marginal; y un libro en el que, desde la denuncia, gran parte de los versos conforman un precioso cronograma entre los sueños no cumplidos y los deseos por venir. 

He de señalar también que Raquel ha rejuvenecido los viejos tópicos con especial destreza: el Ubi sunt con que titula una de sus piezas y revive a Marilyn M., el non omnis moriar, por el que reafirma negando: para cuando tú seas memoria / seré yo palabra relegada, difícil armamento contra el tiempo; el carpe diem con el que nos exhorta a hundir las raíces en la inmensidad de los días; la aurea mediocritas que solapa en muchas ocasiones y lugar común mediante el que dedica su poemario 

a todos los adultos
que no pudiendo volver a ser niños
decidieron amar a una rosa
creer que un cordero pudiera estar
en una caja de cartón,
y abrazaron aquello que habían domesticado,
después de haberse atrevido a mirar
por encima del caos de la ciudad

que los posee. 
Ha conseguido atrapar magistralmente la eternidad del instante, la esencia de lo indescifrable, ese sucinto espacio del tempus fugit más horaciano en el que, según la joven poeta, todo es este momento.


Y de la misma manera que hablé de una voz particular es también un libro con luz muy propia, porque, a pesar de todo, a pesar de la fragilidad de esa libélula perentoria, siempre queda una estela, queda de su vuelo la luz / que sobrevive por encima del cemento
El lector se va a encontrar con poemas más bien cortos, lenguaje próximo, a modo de diálogo con la conciencia del otro; con vocablos tan recientes como el Whatsapp, recursos tan añejos como la anáfora; con intertextualidad poética, escenas de películas, trazos ficcionales y datos autobiográficos, universos manoseados y retratos urbanos, multiplicidad métrica (de arte menor sobre todo), mensajes urgentes, amor y desamor, crónica social, ágil ironía, tiernas imágenes, remembranzas infantiles, pero también agrias aseveraciones, porque fíjense qué forma más sutil y perfecta de llevarnos al terreno de la tosquedad y simpleza que caracteriza a los que nos manipulan y nos recortan con sus pezuñas, prepotencia y patrañas:


Con las tijeras del pescado
se cortan mal las alas de una libélula.
Que una lupa es una llave que abre
mil puertas
(No está hecha la flor para la mano del torpe…) 

Libélula es también, en definitiva, un canto al honrado pan y a la grandeza de lo sencillo y a los antepasados, un dardo contra la frivolidad, un testimonio reciente de la demagogia imperante y un yo poético que interroga a cada paso dado por el sentido de la vida, por nuestra autenticidad en ella y en esas diminutas muertes que en tantas ocasiones morimos. 

Es, y voy poniendo fin, una tramada terapia atemporal, a base de encuentros y desencuentros, para estos tiempos que enferman. 
No caigas en la tentación de enmudecer, Raquel. Ni en la de la apatía. Que te sigan alimentando y salvando el arte de Mestre y el verbo de Eliot y la honestidad de Hierro y otros muchos. Y que todo te ayude a erigir un reducto de verdad y conmoción.


Que no se disuelva nunca la fosforescencia de esa libélula creadora, por más que cada invierno haya de morir, víctima de los imprevisibles vendavales o de melancolía. Que siempre atisbes ese azul que tanto tiñe este poemario y seas capaz de enfrentar tu bien inaugurada palabra al vacío de la memoria, por encima de la sequedad de las fábricas y el cuerpo de la angustia y el hierro opaco de la desolación, adueñándome de nuevo de tus versos. Gracias y enhorabuena.
Aurelio González Ovies


***


No, Aurelio, no está hecha la flor para la mano torpe, pero también esta sabe tejer con la flor la verdad. Y eso: que estoy muy feliz de que todo haya salido tan bien.  




(De derecha a izquierda: Saúl Fernández, Concha Masa --que presentó el libro de Saúl--, Vicente --que hizo de maestro de ceremonias--, Aurelio, y yo). 



4 comentarios:

  1. Pardiez. Mi más calurosa enhorabuena. Todo es música deliciosa a mis oídos.

    Abrazos efusivos.

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  2. Hola prima!
    Aurelio Gonzalez Ovies, a quien no tengo el gusto de conocer, CREO QUE UNA PRESENTACION COMO LA SUYA ES... MUY DIFICIL DE SUPERAR... sus palabras definen... con creces esa libélula, aparentemente frágil... pero de gran fortaleza a la vez... que como te dije en su día despues de haber leido el libro encierra mucha profundidad en cada palabra... mucho sentimiento... exento de superficialidad... y lleno de metáforas (por así decirlo dicen verdades como puños) es como un libro de cabecera para ser leido una y otra vez... para reflexionar cada estrofa y meditarla... para adentrarnos en la realidad que vivimos, en el pasado bien documentado y en la ilusión de un futuro que todos deseamos mejor.
    Felicidades Raquel... aunque no estuve presente... de alguna manera yo me sentí allí... las rosas que te mandé... se impregnaron del aroma de tu libro y al mismo tiempo sin rivalizar... lo uno con lo otro ambas despedían un AROMA UNICO Y MAJESTUOSO... GRANDE Y CON UN FUTURO PROMETEDOR... PORQUE ESO ES LO QUE TU REPRESENTAS CON TUS ESCRITOS... FUTURO... SIN OLVIDAR... TU ORIGEN... TU HISTORIA DE DONDE VIENES Y LO QUE ERES... GRAN ORGULLO ERES... PARA AQUELLOS QUE TE QUEREMOS... TE ADMIRAMOS Y TE ANIMAMOS A SEGUIR ADELANTE... NO LO OLVIDES... COMO LA LIBELULA... FRAGIL PERO FUERTE A LA VEZ... LA FUERZA NACE DE DENTRO... DE LOS SENTIMIENTOS, DE LOS PENSAMIENTOS BIEN ORDENADOS... EN LA MENTE... NO DE LA FUERZA FISICA... LAS PALABRAS... NO SE ENTIENDEN MEJOR... POR DECIRLAS MAS ALTAS SINO MAS CLARAS...
    El camino es tuyo... sólo tienes que seguirlo... como has hecho hasta ahora... con cautela, con observación, con naturalidad... trabajo, estudio y esfuerzo... pero siempre con ilusión y no lo olvides... surgirán obstáculos....... claro que los habrá... pero si crees en tí, en lo que eres y por lo que tu luchas, estoy segura que sabrás coger el tren adecuado... separar la ganga de la mena... rodearte de lo bueno y admirar... Y PREGUNTAR... Y CRECER DE DENTRO PARA FUERA... SIEMPRE FILOSOFA EN BUSCA DE LA VERDAR... NUNCA SOFISTA PORQUE ESOS YA LO SABIAN TODO...
    A TU LADO ME SIENTO PEQUEÑA Y ME SIENTO BIEN... PORQUE... MI ORGULLO ES QUE TU LLEGUES LEJOS Y LO CONSEGUIRAS PORQUE GRANDE YA LO ERES.
    TU PRIMA PALOMA... QUE DESDE EL OTRO LADO DEL MUNDO EN CHILE Y LA POLINESIA PASEABA TU LIBRO... CON GRAN ORGULLO... YO CREO QUE PARA SER UN LIBRO QUE HA NACIDO HACE POCO... YA HA VIAJADO MUCHO...... COMO ESTOY SEGURA VIAJARAN LOS SIGUIENTES QUE ESCRIBAS... Y PARIRAS DE ESE DESVAN AZUL... PRECIOSO... QUE ESTÁ POR DESCUBRIR... DENTRO DEL PELO REVUELTO DE RAQUEL...
    MI QUERIDA Y ADMIRADA PRIMA... ERES UN ORGULLO PARA MI... SIEMPRE ADELANTE... SIN DETENERTE... LA VIDA ES SABIA... Y TU ENCONTRARAS EL CAMINO A SEGUIR... MIL BESOS TU PRIMA PALOMA ESTEFANIA QUE AMA EL ARTE Y TU ERES ARTE.
    Mi enhorabuena tambien a tu compañero Saul Fernandez, le deseo la misma suerte que a tí (en este mundo hay sitio para todos... si hay humildad... mis felicitaciones igualmente).
    Y no te preocupes porque se hayan agotado los libros... eso es estupendo... ojalá... sigan saliendo varias ediciones. LA VOZ DEL PUEBLO... SE VA CORRIENDO Y ESO NADIE... PUEDE PARARLO QUE ASI SIGA LATIENDO COMO TU LIBELULA EN TU CORAZON MIL BESOS PALOMA STEFANIA.

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    Respuestas
    1. ¡Qué alegría tener aquí tu comentario, Paloma! La presentación de Aurelio mostraba una lectura detalladísima del poemario. Me hizo muy feliz ver que alguien comprendió también lo que quería transmitir.
      ¡Sí que estabas allí! (recuerda que llevé tu pulsera). ¡Nunca pensé que alguien me traería flores así de sorpresa! ¡Menuda emoción! Lo dicho, ganas de quedar y hablar largo.


      Alegría inmensa que la libélula volara tan lejos, pero sobre todo, que volara contigo.

      ¡Un abrazo!

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