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viernes, 7 de septiembre de 2012

Fervor de Buenos Aires





Leer Fervor de Buenos Aires e imaginarse a un Borges joven, no el hombre canoso de los laberintos y los espejos, sino el jovencito Borges. Tal vez mire con cariño a esa imagen más joven de Borges (que pocos conocen) porque mi poema favorito del jovencito y del anciano Borges es "Sábados", de Fervor de Buenos Aires. Siempre tiembla algo aquí cuando llego a los últimos versos:


Afuera hay un ocaso, alhaja oscura
engastada en el tiempo,
y una honda ciudad ciega
de hombres que no te vieron.
La tarde calla o canta.
Alguien descrucifica los anhelos
clavados en el piano.
Siempre, la multitud de tu hermosura.

*

A despecho de tu desamor
tu hermosura
prodiga su milagro por el tiempo.
Esta en ti la ventura
como la primavera en la hoja nueva.
Ya casi no soy nadie,
soy tan solo ese anhelo
que se pierde en la tarde.
En ti esta la delicia
como esta la crueldad en las espadas.

*

Agravando la reja esta la noche.
En la sala severa
se buscan como ciegos nuestras dos soledades.
Sobrevive a la tarde
la blancura gloriosa de tu carne.
En nuestro amor hay una pena
que se parece al alma.

*

que ayer solo eras toda hermosura
eres tambien todo amor, ahora.

2 comentarios:

  1. Me llevas por vericuetos al primer Borges, que descubriera hace unos años en las aulas y en las calles y plazas de Buenos Aires.

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