Instagram

lunes, 12 de marzo de 2012

Todo escribe.

Aquel día. El mencionado, el de la cita con mi amiga Michelle Porte, a quien sólo yo vi, aquel día sin hora exacta, murió una mosca.
De repente el momento en que la miraba eran las tres veinte de la tarde y pico: el rumor de los élitros cesó.
La mosca había muerto.
Aquella reina. Negra y azul.

Aquella, la que yo había visto, había muerto. Lentamente. Se había debatido hasta el último estremecimiento. Y después cedió. Quizá duró entre cinco y ocho minutos. Había sido largo. Fue un instante de absoluto pavor. Y fue la marcha de la muerte hacia otros cielos, otros planeas, otros lugares.
Quería ir y al mismo tiempo me decía que debía mirar hacia aquel ruido en el suelo, para, a pesar de todo, haber oído, una vez, ese ruido de llamarada de leña húmeda de la muerte de una mosca común.
Sí. Eso es, esa muerte de la mosca se convirtió en ese desplazamiento de la literatura. Se escribe sin saberlo. Se escribe para mirar morir una mosca. Tenemos derecho a hacerlo.

(…)

Todo escribe a nuestro alrededor, eso es lo que hay que llegar a percibir; todo escribe, la mosca, la mosca escribe, en las paredes, la mosca escribió mucho a la luz de la sala, reflejada por el estanque.


Marguerite Duras, Escribir



Marguerite Duras y su escritura que todo-lo-puede, que sabe que todo-lo-puede.
Duras, mujer, fortaleza y pluma.
Duras plasmando el carácter de voyeur del escritor mejor que nadie.



Si Virginia Woolf hablaba de las mujeres y la novela en Un cuarto propio, Duras escribe sobre la escritura. Sobre la escritura de ver morir una mosca.
Porque escribir la muerte de la mosca es escribir la vida. Tanto Virginia como Marguerite son mujeres peligrosas porque saben escribir la muerte de la vida y, por tanto, porque ni temen a una ni a la otra. Son mujeres peligrosas porque tienen el mejor arma que una mujer puede tener.



Esa soledad del escritor, a la que alude Duras (para la que, dicho sea de paso, es imprescindible un cuarto propio) es lo que hace fuertes a todas las mujeres escritoras. Y también a los escritores, pero probablemente menos.



El ocho de marzo no hice actualización especial para la mujer. Soy mujer todos los días. Como lo fueron todas las grandes mujeres como Duras o Woolf y una larga lista de artistas, científicas, artesanas y, sobre todo, madres. No hay un día de la mujer trabajadora, sino que, siempre es el día de la mujer trabajadora. Fuerza, mujercitas, mujerzotas.

1 comentario: