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miércoles, 22 de febrero de 2012

"-Cronopio cronopio cronopio. Y el fama comprendía y su soledad era menos amarga."

Historias de cronopios y de famas cumple cincuenta años. Poco tengo que decir de lo que me ha impactado siempre la obra de Cortázar. Desde Rayuela, que fue el primero que leí (y releí mucho mejor) pasando por Todos los fuegos el fuego o Final del juego hasta este Historias de cronopios y de famas.
De este último cabe decir que es mucho más que un precursor del microrrelato, como dicen. Historias de cronopios y de famas es una nueva puerta a la vida, es la expresión de una realidad dividida (un lado de aquí y un lado de allá, si se quiere) a la que cada uno ha de enfrentarse.
¡Hay tanto que destacar!: instrucciones, ocupaciones raras, otros (micro)cuentos como "Las líneas de la mano" (y el miedo a la fuerza del destino que puede llegar a producir)... Estos son sólo muestras del pequeño mundo que nos presenta Cortázar.
Mención aparte merecen los cronopios, esos seres que más que desordenados, diría yo que siguen su propio orden en el caos. Su forma de apreciar la belleza en el tiempo (a pesar de su paso irrevocable) gracias a su reloj alcaucil, su percepción de la luz de las ciudades (a pesar de su oscuridad), de la vida o de los recuerdos hacen que desde el libro puedas tocar a los cronopios y cantar y bailar con ellos y sentir que, por mientras no lo cierras, todo tendrá un mejor color.



Y, para muestra,"Conservación de los recuerdos":

Los famas para conservar sus recuerdos proceden a embalsamarlos en la siguiente forma: luego de fijado el recuerdo con pelos y señales, lo envuelven de pies a cabeza en una sábana negra y lo colocan parado contra la pared de la sala, con un cartelito que dice: "Excursión a Quilmes", o: "Frank Sinatra".


Los cronopios, en cambio, esos seres desordenados y tibios, dejan los recuerdos sueltos por la casa, entre alegres gritos, y ellos andan por el medio y cuando pasa corriendo uno, lo acarician con suavidad y le dicen: "No vayas a lastimarte", y también: "Cuidado con los escalones". Es por eso que las casas de los famas son ordenadas y silenciosas, mientras que en las de los cronopios hay gran bulla y puertas que golpean. Los vecinos se quejan siempres de los cronopios, y los famas mueven la cabeza comprensivamente y van a ver si las etiquetas están todas en su sitio.

1 comentario:

  1. Me recordaste ese viejo libro que leí por primera vez de joven. Siempre me identifiqué con los cronopios, mi corazón alborotador estuvo siempre de su parte pero no me quedó más remedio que vivir como un fama. Creo que casi todos tenemos algo de cronopios y algo de famas, afortunadamente.

    Saludos y enhorabuena por tu culto y agradable blog.

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