Falta testimonio oral, es necesario encontrar cada lágrima que se lloró por culpa de lo que pasó entre 1936 y 1939 en España. El pasado no debe olvidarse para que no se repita. La memoria es hoy y ha de ser reconstruida por el pasado y para el futuro, pero sobre todo para este tiempo en que vivimos. La memoria ha de ser siempre nuestra contemporánea. Recordar, paradójicamente, requiere un ingente esfuerzo presente.
Ahora España parece haber olvidado que ha sangrado y que parte de esa sangre aún se derrama a veces de las heridas de la Guerra Civil. Hay cicatrices que perduran para siempre pero ¿se acordará alguien dentro de unos cuantos años de lo que fue la Guerra Civil? Tal vez pocos, tal vez nadie. Por eso, para que nunca más ni en España ni en otro lugar las estrellas decidan correr tan rápido por el cielo como lo hicieron aquel dieciocho de julio y en los años que le siguieron, retengamos la memoria: no olvidemos el pasado para poder construir un futuro mejor.
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